—Tienes
un lunar aquí, debajo de esta tetilla. ¿Sabes que los franceses los llaman ‵grain de beauté′?
—Pues
los ingleses, igual: ‵point of beauty′.
—¿Nuestra
palabra vendrá de la Luna?
—No
se me había ocurrido pensarlo, pero es bien bonito.
—Lo
podemos mirar en el Corominas, pero creo que Pedro no tiene aquí diccionarios.
—Mejor
no. Este lunar mío sí es de la Luna. Me gusta.
—Toda
tú eres de la Luna.
—De
nuestra Luna y de la otra.
—De
todas las lunas del Universo, tuviste que venir a parar a ésta.
—¡Hala!
¡Bogart! ¡Qué pasada! Casablanca no nos pilla de paso en este viaje.
—¡Siempre
nos quedará París!
Eduardo Fraile
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