sábado, 1 de diciembre de 2018

Los extraterrestres


(Ana y Tony. Dormitorio de su apartamento. Interior noche)

─ Oye, ¿no os estáis pasando con esa parejita? Ya veo cómo babeáis Pedro y tú con la modelo, que cualquier día me voy a pegar un resbalón.
─ Uy, uy, uy, que me parece a mí que es estás celosa…
─ ¿Celosa yo, celosa yo? Pues sí, qué pasa. Pero bueno, si os la queréis tirar tampoco hay que montarse una película de espías. Además el poeta es vuestro amigo ¿no?
─ El poeta no es nuestro amigo. Le queremos. Se va a pegar un hostión. Le ha tocado la lotería. Le ha tocado tocar el cielo. No sabemos cómo poner todas las colchonetas del mundo cuando caiga desde allí.
─ Ah, o sea que la historia del exnovio traficante os la suda. Ya me parecía a mí. Qué hermoso, sois unos caballeros.
─ No somos unos caballeros. La cosa ha salido así casi sin querer. Cuando puse el Café sabía que conocería todo tipo de gente, pero estos dos no son de este mundo. Son extraterrestres totales. Pedro no para de alucinar con ellos, y eso que sólo aparece por el almacén lo mínimo imprescindible.
─ ¿Tú has estado en su casa de Traspinedo?
─ Que no es Traspinedo, es… Joder, cómo se llama ese pueblo.
─ ¿Renedo?
─ No, pero está por ahí. No, no. Sé que tienen una casa grande, toda de sillares de piedra.
─ Cómo mola. Seguro que con escudo heráldico en la fachada. ¿Y le va a editar un libro al poeta en Balneario?
─ Sí, eso me ha dicho, que es buenísimo. Se titula "Hiéndeme luna góndola". Se lo ha debido escribir de cabo a rabo en el Café.
─ Esa sí que es una historia todavía mejor que la de la chica.
─ Es la misma historia. El completo: el amor, el libro, el copón.
─ ¡A ver si se va a pegar dos hostias en vez de una!
─ Calla, no seas ceniza. A ti lo de ella te tiene fuera de tus casillas…
─ Pues un poco, ya ves. Pero es envidia cochina. Sí que parece extraterrestre, sí.
─ Villabáñez, joder, Villabáñez. Por cierto, el próximo eclipse de luna tenemos que ir allí. Al páramo. Debe ser el mejor sitio para verlo.
─ ¡Guay! Perdóname. Es rivalidad de mujeres. Sé que no tengo nada que temer, incluso creo que seríamos amigas, en otras circunstancias… Pero dónde la han hecho, por Dios, si hasta a mí me dan ganas de volverme lesbiana…

Eduardo Fraile

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