Valladolid, primeros años 80.
El poeta posa en el Café La Luna, de
reciente creación, con sus hojas de papel y sus lápices Faber Castell. Traba amistad con Tony, el propietario, y Nines y
Josechu, los camareros, que se desenvuelven como ejecutando una coreografía
precisa y delicada.
Una tarde aparece una chica del
barrio de Las Delicias. Su belleza hace palidecer al poeta, que ante su mirada
cambia al rojo creciente del rubor. Ese flechazo es observado ─e inscrito en
los anales del Café─ por Tony, desde la barra.
El poeta y la musa (Imán, la llama él al principio)
comienzan una relación, amenazada por ¿el exnovio de ella? ¿O sólo el ex socio
de sus hermanos, traficantes del todo, desde pantalones Levi’s a LSD?
Tony y el editor Pedro Cornejo,
asiduo del Café, se proponen proteger a la pareja, y les refugian en el almacén
de Balneario Escrito, en la calle
Juan Mambrilla, 13, sede de la editorial.
Allí viven una especie de luna de
miel y planean un viaje a USA, a la ciudad de Des Moines, Iowa, donde viven las
chicas más guapas del mundo, según Jack Kerouac en su novela On The Road. El poeta llamará así a su
chica Iowa, en adelante…]
Eduardo Fraile
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