miércoles, 1 de mayo de 2019

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               Valladolid, primeros años 80.
            El poeta posa en el Café La Luna, de reciente creación, con sus hojas de papel y sus lápices Faber Castell. Traba amistad con Tony, el propietario, y Nines y Josechu, los camareros, que se desenvuelven como ejecutando una coreografía precisa y delicada.
           Una tarde aparece una chica del barrio de Las Delicias. Su belleza hace palidecer al poeta, que ante su mirada cambia al rojo creciente del rubor. Ese flechazo es observado ─e inscrito en los anales del Café─ por Tony, desde la barra.
               El poeta y la musa (Imán, la llama él al principio) comienzan una relación, amenazada por ¿el exnovio de ella? ¿O sólo el ex socio de sus hermanos, traficantes del todo, desde pantalones Levi’s a LSD?
            Tony y el editor Pedro Cornejo, asiduo del Café, se proponen proteger a la pareja, y les refugian en el almacén de Balneario Escrito, en la calle Juan Mambrilla, 13, sede de la editorial.
             Allí viven una especie de luna de miel y planean un viaje a USA, a la ciudad de Des Moines, Iowa, donde viven las chicas más guapas del mundo, según Jack Kerouac en su novela On The Road. El poeta llamará así a su chica Iowa, en adelante…]

Eduardo Fraile

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