Si
te recuerdo, es decir, si algo, qué sé yo,
la
más imperceptible brizna de Paraíso me devuelve
el
eco de los días de tu piel, el sabor
de
tu silencio (que era el sabor de las gomas de borrar
de
nata, y de los lápices y de los sacapuntas),
si
se produce ese espejismo de los náufragos
y
de los alterados por la sed, que ven islas, oasis
donde
sólo hay campos de sal y olas de sílice…
Si
creo verte, a lo lejos, en un rostro
que
huye en el tiempo, si te atisbo en un beso,
si
me despierto pronunciando tu nombre
(pero
no eras tú la que estaba en el sueño), si te olvido
luego
durante meses, durante años quizá, si consigo olvidarte
más
allá de la vida…
Eduardo Fraile
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