En 8º de EGB (tendría entonces trece
años), en el libro de Historia de las Civilizaciones, estudiábamos que la
población mundial alcanzaba los 2.800 millones de habitantes. En el día de hoy
(el día de mañana, nos decían, el día de
mañana os daréis cuenta…) vencido y desarmado el ejército de mi corazón,
oigo en la radio que somos en el mundo 7.200 millones de seres pisando la
garganta del planeta. Me resisto a escribir seres humanos. Contra lo que creen las feministas, humano no viene de ‵homoʹ,
hombre, sino de ‵humusʹ, tierra. De modo
que somos tierra de la Tierra, así, con redundancia y las manos manchadas de sociedad.
Es diciembre. Ulula el búho en la
noche. No sé, estará cazando, o simplemente me saluda al ver mi ventana
encendida, una especie de camaradería que me reconforta. Cuando paso la noche
en Castrodeza los animales vienen a verme. Tras la deserción de los veraneantes
y los retardatarios que se quedan hasta los Santos, este pequeño pueblo de
Castilla cuenta con apenas medio centenar de vecinos. Sucede así con la mayor
parte de nuestros pueblos (el ámbito rural, como dicen con pomposidad los
políticos): se van quedando vacíos, abandonados, moribundos…
Y quienes de esas pocas personas
conservaban memoria de lo que fue, se van yendo uno tras otro, vencidos y
desesperados. Aunque hay tardes que les vuelvo a ver pasando por la carretera.
Y curiosamente ellos no me ven a mí (o fingen no verme), sentado en el cantón
donde ellos se sentaban… Supongo que mientras se alejan donde quiera que les lleve
su quehacer (aunque ya estén fuera del tiempo), pensarán: Mira, ahí está el chico de la Marinieves recordándonos, imaginándonos,
escribiéndonos…
Eduardo Fraile
Venga de donde venga, amigo Eduardo, y por encima de las feministas, las palabras son más inteligentes que el uso estrecho de ciertos grupos con prejuicios que ignoran el lenguaje. Humano claro que proviene de homo, hominis, que es el género al que pertenecemos hombres y mujeres de esta especie particular y compleja, capaz de lo más sensible y a la vez de los desequilibrios y destrucciones conocidas. Y de las tonterías. Abrazos
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