sábado, 3 de septiembre de 2016

Cervantes bibliófilo

          De una reciente biografía de Cervantes me llama la atención un detalle menor: vemos en un momento dado al autor del Quijote en Sevilla, en una subasta de libros, donde adquiere varios volúmenes lujosos a un precio no barato. Quizá, de todo el libro de Jordi Gracia, Cervantes, la conquista de la ironía, esta imagen del primero de nuestros ángeles civiles pujando por un lote posiblemente de una biblioteca privada, sea lo que más agradezco. Una instantánea de Cervantes bibliófilo (y bibliófilo pobre), gastándose quizá unos dineros excesivos (para su peculio, y para el propio valor de las cosas en ese momento de su vida), que seguramente le harán falta para destinos de más provecho, aunque lo que aquí se nos declara es a alguien poseído por el deseo de las cosas físicas, de los objetos bellos, y más si son libros que admira. O sea que está acorriendo al provecho del espíritu, cuando acaso pasa necesidad.
            Y se gasta 18 reales en cuatro libritos dorados de escritura francesa, lo que me llena de emoción, pues me reconozco en él cuando yo mismo en el Rastro, y en las librerías de viejo o de ocasión, compro libros en francés a más que muy buen precio, pues ya nadie lee la hermosa lengua de Montaigne, persuadidos como están mis contemporáneos de que el bárbaro inglés les ha de resultar de más provecho. Y además se gasta otros 30 reales en una historia de Santo Domingo, que luego usará para documentar una comedia. Le acompaña Agustín Espinel, que es pagador del servicio de abastos, o sea que quizá Cervantes ha cobrado ─o tiene la esperanza de cobrar─ algún atraso de sus servicios al Rey.
           Cómo disfruto viéndole acariciar, ya en soledad, el papel de esos libros, su delicada hilatura, el crujiente palpitar de unas alas con las que vuela por las regiones del aire, como su héroe, por cierto, al que subirá a un caballo de madera, pero esta es otra historia que aún no ha comenzado a escribir ─estamos en 1590─ pero que ya le ronda o le va a rondar o anda rondando la redondez de las estrellas.


Eduardo Fraile

No hay comentarios:

Publicar un comentario