sábado, 8 de diciembre de 2018

Quemar las nubes


─Iowa.
─Nevers.
─¿Qué hacías esos días antes de sentarte junto a mí?
─¿Después de aquella tarde que te pusiste todo colorado?
─Sí, yo vivía sin vivir en mí. Sin comer, sin dormir, escribiéndote cosas sin sentido, esperando las tardes, a ver si volvías a La Luna.
─Pues me entró una especie de furor. ¿Quién era ese chico vestido de negro que sólo con mirarme me había hecho eso?
─Eso qué.
─Esta excitación. Mi cuerpo descontrolado total. No podía parar de masturbarme. Quería estar contigo, pero a la vez me rebelaba contra tu poder, lo que me dejaba completamente extenuada.
─Hasta que un día…
─Ay. El primer día que me senté contigo me encantó tu voz, pero me dije: yo estoy hecha un flan por él y él tan tranquilo. Esta vez no te ruborizaste…
─Llevaba días y días esperándote. Creo que ya no tenía ni fuerzas para sostener el lápiz.
─Me pareciste educado por demás. No te permitirías creer nunca que yo estuviera coladita por ti. Así que decidí actuar.
─Y te cortaste el pelo.
─Sí, fue la señal. Como quemar las naves (o quemar las nubes).

***
─Nevers.
─Iowa.
─Eres dueño de mí. Si quisieras dejarme me dejaría morir. Sería fácil. ¿Cómo podría respirar?
─No digas esas cosas. Eres tú la que me conviertes en aire. La que me haces indispensable.
─Cuando se ama entregamos el poder. Nos rendimos a quien nos ha conquistado.
─Tú me has conquistado a mí. Yo no hubiera sabido ni decirte una palabra.
─Pero esa palabra que no te creías digno de decir es la que te ha elevado hasta mí.
─Eres la más dulce y considerada vencedora para con el vencido. Como que nada sino esto puede ser la victoria.
─Te amo y me amas. ¿Cómo ha podido pasar?
─Eso. ¿Cómo lo has hecho?
─Será cosa de magia. Pero yo no he hecho nada, de verdad.
─Iowa.
─Nevers.
─Eres mi dueña. Si quisieras dejarme me dejaría morir…


Eduardo Fraile

No hay comentarios:

Publicar un comentario