sábado, 21 de noviembre de 2015

Los baúles II

Los baúles exhalaban un olor mezcla de naftalina,
lienzos, madera, tiempo, melancolía…
Quizá llevaban cerrados largas décadas
o contenían el ajuar de alguna de las bisabuelas,
todo bordado con sus iniciales y que nunca llegaron a estrenar…
Tardes soleadas de sus infancias dedicadas a labrar
(a hacer labor) para cuando llegaran a casarse,
y luego se casaban o no (quedarse para vestir santos,
se decía), pero de cualquier manera esas sábanas delicadísimas
no se usaban jamás. Quien haya entrado
en una casa de adobe y de vigas de madera
con frescor de cántaros y una colmena en el desván…
Quien haya respirado ese aire como venido de otra época
y se haya sobrecogido ante el silencio maravilloso
que habita en su interior, sabe de lo que hablo.
Porque los baúles olían así, a eso, a ese misterio
sin resolver, porque nunca se abrían,
su misión era estar en las alcobas
quietos, como dormidos, decididos a esperar
eternidades…


Eduardo Fraile

No hay comentarios:

Publicar un comentario