sábado, 23 de mayo de 2015

Aurora



                                 Aurora García Gordoncillo, in memoriam

Alma de niña, cara de pajarillo travieso que cayó
del nido y luego tuvo que arreglárselas sola
por los caminos de la vida. Su delgadez, su dulzura,
su terrible cojera, inclusive, producida por la poliomielitis,
que ella tornaba grácil, casi maravillosa…
Aurora,
ahora vuelas de verdad por el aire limpísimo
de tu mirada, sin dificultad, sin medida.
Recuerdo cuando tu casa era el despacho de Teléfonos
de Castrodeza. Cuántas veces
me trajiste las voces de mis padres, o venías a avisarme
o a portar un recado con diligencia milagrosa,
mensajera y, ahora bien lo sé, ángel.
Me recordabas a mi madre, la misma piel sin mácula,
animada por un fuego interior de pureza y bondad.
Ahora voláis juntas por un cielo tersísimo
y noto sobre mí vuestra caricia infinita…

Eduardo Fraile

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