sábado, 19 de enero de 2019

Frío y caliente

─¿Qué habrá en Des Moines, además de chicas guapas? ¿Será una pequeña ciudad o una gran urbe? También me gusta Leclerc como nombre. Mucho francés por ahí, a ti te va a encantar.
─Suena a más pequeña que Iowa City.
─Podemos ver las dos, y luego decidimos dónde quedarnos una temporada.
─Sí, sí. Aunque la primera idea es la que cuenta. Des Moines, y desde ahí hacemos excursiones.
─A ver cómo nos apañamos. Allí usan el coche para todo y ni tú ni yo tenemos carnet. Nos vamos a gastar fortunas en taxis.
─Llamaremos la atención más por eso que por tu bellez y tu guapez y tu maravillosez. Pensaremos en algo.
─Tonto, que yo levanto la mano y para un chófer.
─De los de gorra de plato, señorita. ¿Sabes de dónde viene chófer?
─Del francés chauffeur?
─¡Sí! ¿Pero qué es chauffer?
─¿?
─Calentar. Los primeros conductores de automóviles tenían que calentar el motor para arrancarlos. Literalmente. Tenían que hacer una pequeña hoguera en el suelo…
─¿Tú eres mi chauffeur?
Volontiers!
─Aunque yo ya estoy caliente siempre contigo…
─¿Desea la señorita que también sea su réfrigérateur?
─¡Por favor, que lo he menester!


Eduardo Fraile

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