(Barra del Café La Luna / Hora de cierre / Interior
noche)
TONY: ¿Cómo están nuestros tortolitos?
A.
CORDEL: Leyendo como leones, los
cabrones. Ay qué jodido poeta, menuda musa se nos ha
levantado. Y sin moverse del sitio.
TONY: Diles que estén preparados a las 8
de la mañana. Les pasará a buscar una cirila. Aquí
en este sobre tienen los billetes,
las llaves y las instrucciones de cómo llegar desde
Gijón.
A.
CORDEL: Por un lado, me alegro de que se
vayan al campo. Llevan casi dos semanas sin salir.
Pero por otro se me va a quedar el
almacén contaminado de amorosa
pestilencia, en
palabras de Cervantes. Les echaré de
menos. A ella, más.
TONY: Tienes razón. Hasta en el Café se nota el
hueco. De los dos. Allí en la montaña no les
va a encontrar nadie.
A.
CORDEL: ¿Pero de verdad es para tanto?
TONY: Prefiero pecar de precavido. El tío
ése está muy loco, y es peligroso de verdad. A
cualquiera le tiene que doler perder
a alguien así. Pero éste lleva una pistola.
A.
CORDEL: ¡Joder, joder!
TONY: ¿Pasarás por El Largo Adiós?
A.
CORDEL: Sí, una rápida, para comprobar
que no me siguen.
TONY: Yo tengo para un rato aún. No me esperes. Y
despídeme de ellos. Todo va a salir bien.
Eduardo Fraile
No hay comentarios:
Publicar un comentario