Lamentarás
los pájaros
que
mataste de niño. Los pájaros extintos
que
hoy quisieras devolver a sus nidos dentro de tu corazón.
Trinarás,
gorjearás,
piarás imitándoles, suplicando, mendigo,
su
perdón imposible, y ellos callarán…
Y
no obtendrás respuesta, ni siquiera una mínima
reconvención,
un movimiento de las alas del aire,
un
delgadísimo temblor en la saeta de la luz.
Y
llorarás
al
final en silencio
por
su silencio robado para siempre.
Eduardo Fraile
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