sábado, 10 de junio de 2017

Animales

    Quizá fuimos crueles (inconscientemente crueles) con los animales
de niños. Aunque me recuerdo más protegiéndolos
de la crueldad de nuestros primos, que tenían carabinas
para cazar pájaros. Sí que fui pescador (con esas cañas
que hacíamos con una zarza o un varal de mimbre
de los mimbreros del Camino de Wamba). Tardes enteras
para coger medio junco de peces
que luego nos freían nuestras madres
para cenar. Según vamos haciéndonos mayores
aprendemos ─quizás─ a ser hermanos suyos:
de los animales (es decir, que son seres con ánima,
como nosotros). De hecho, si hago balance de mi vida,
creo que me he entendido mejor con ellos que con los humanos.
Y, luego, que si miramos bien, hemos sido ellos
(o lo seremos) en sucesivas vidas. Ved los pájaros,
los felinos, los cánidos, los reptiles, los bóvidos…
los equinos, los insectos, las ratas, en las cabezas de nuestros conciudadanos…
O a lo mejor por eso somos/hemos sido malos con ellos una vez:
porque son nosotros.


Eduardo Fraile

No hay comentarios:

Publicar un comentario