sábado, 14 de febrero de 2015

J.



Señorita, cervatillo, mirto, hada, estas palabras
que tu padre no escribió para ti las pronuncio yo ahora
recordándote. ¿Qué serás, qué seremos,
qué cielo acogerá nuestra luz? Mientras llegas,
mientras te vas
acercando, vuelvo a verte
de nuevo por primera vez: tan parecida
a ti, e igual (¿pero cómo puede ser imaginada
una belleza inimaginable?) a como te creé, como creí
que serías…

Eduardo Fraile

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