─El
pasaporte, no te olvides.
─Que
sí, mañana a las 8 me acerco. Hay un fotomatón al lado, en la calle Torrecilla.
─Tardan
dos o tres días en dártelo. Lo vamos a necesitar para Estados Unidos.
─¿Y
el tuyo?
─En
regla. Lo tengo casi lleno. No te lo enseño porque estoy fatal. Parezco una
terrorista. Pero nunca he tenido ningún problema.
─Previa
sonrisa desarmante y subyugadora, supongo.
─Vale
ya. A lo mejor ahora que voy contigo me tratan peor. Oye…
─Qué.
─Al
volver, cómprame esto en la farmacia, que me va a venir el mes. Y una caja de
fresas en el mercado del Val.
─Te
traeré también unas tónicas de las que te gustan, y limones del Caribe.
─Y
besos de todos los colores. Se los puedes robar a las colegialas de aquí al
lado…
─Así
lo haré.
─¡Oye,
que no!
─Vale,
no se los robaré, se los pediré por favor…
─Así
me gusta. Ya me duermo más tranquila.
─¿Te
canto una nana?
─Susúrrame
despacito lo que les vas a hacer a las colegialas con las fresas y los limones,
y con las botellas de las tónicas Schweppes…
***
─Mi
señor, he sido mala. Te he deseado mucho, y como no venías y no venías, he
acabado masturbándome con uno de tus rotuladores. Ay. Y entonces, cuando me
estaba corriendo, han llamado a la puerta, que creí que serías tú que volvías
de hacerte el pasaporte, y he abierto así, con el pantalón y las bragas a medio
bajar, y era el cartero, que traía una carta certificada para la editorial. Qué
vergüenza. Y he dicho perdón, y he
cerrado. Pero el tío seguía ahí y no se iba, me he quedado observándole por la
mirilla, con un sobre de burbujas en una mano y el libraco de firmas en la
otra. Y entonces me he sacado el rotu de donde lo tenía metido y he abierto una
rendijita, una cuarta o así, para coger el sobre y firmar de cualquier manera.
Y cuando se ha ido me he dejado escurrir contra la puerta, y así, sentada en el
suelo, me he corrido toda otra vez…
─Ese
cartero va a tener sueños eróticos contigo durante décadas…
─Perdóname,
mi señor. Me merezco un severo correctivo.
─Y
cómo de severo le apetece el correctivo, señorita.
─¡Oh!
¡Muchísimo! Durísimo. Implacable. Sin piedad.
Eduardo Fraile
No hay comentarios:
Publicar un comentario