Estos
días hablo más "golondrina" que cualquier otro idioma…
A
lo mejor por la noche soñaré golondrina,
como
cuando empecé a soñar en perfecto francés:
"Es
como si lo recordara", recuerdo que pensé
cuando
me sorprendía sabiendo más dormido que
despierto.
Quizá
en alguna otra vida fui francés. Quizá fui golondrina,
o
lo seré, quién sabe.
Quizá
he sido también un gato. Quizá fui portugués
de
Lisboa. Quizá nací en un libro antes de nacer
para
ser escritor, o los imprimí y encuaderné en Venecia…
en
el Cinquecento. Las golondrinas me escuchan, pasan por alto
mis
imperfecciones en la pronunciación, se ríen
maravillosamente
de mí, pero me entienden
y
me contestan con sus palabritinas.
Eduardo Fraile
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