(Pedro
y Tony. Barra de La Luna. Hora del vermut)
TONY:
Yo tengo una casita en la montaña, en Gijón. Ahora está vacía. Podrían irse
allí, a ver cómo evolucionan las cosas.
PEDRO:
Y yo podría dejarles el almacén de la editorial, aquí en la calle Juan
Mambrilla. Es un bajo, hay un patio muy bonito, de esas casas de las de antes,
con columnas.
TONY:
Hombre, lo más sencillo es eso, al menos de momento. Ahí arriba es más
complicada la cosa de la intendencia.
PEDRO:
Pues que se queden aquí y así me vigilan los libros. Hay una cocinilla con
frigo y un baño chiquito, pero está bien. Los vecinos ya me conocen, les puedo
prevenir…aunque lo mejor será no decirles nada. Ya están acostumbrados de otras
veces que he tenido gente.
TONY:
Venga. Se lo decimos esta tarde.
PEDRO:
Díselo tú. Esta tarde me quedo en Villabáñez, que mi compañera tiene un asunto.
Joder, además esa tía me deja temblando.
TONY:
Ya te lo dije. Vamos a protegerles, joder. Es como una misión. A lo mejor no lo
necesitan, pero…
PEDRO:
Es verdad. A lo mejor lo necesitamos nosotros más que ellos. ¡Tío, la Belleza y
la Poesía! Me gusta eso de verlo como una misión. Son cosa nuestra.
TONY:
Bueno, yo me encargo. Tú tenlo dispuesto cuanto antes.
PEDRO:
Está ya listo para que vayan cuando quieran. Mañana, por ejemplo. Yo estaré
allí a partir de las 10.
TONY:
Seguro que es la primera vez que hacemos una cosa así, no por razones
políticas…
PEDRO:
Tú lo has dicho. Yo he refugiado a gente que ni sabía quién era, o si lo
merecían de verdad. Esto es distinto, macho. Y he pasado miedo a veces, pero
ahora es que me tiemblan las piernas.
TONY:
¡Ay Dios! ¡Pero si eres un romántico!
PEDRO:
Y un mártir, eso es lo que voy a ser yo. Pero si es el Destino, mejor no
resistirse.
Eduardo Fraile
No hay comentarios:
Publicar un comentario